Imagina la escena: llegas a esa ventanilla con cara de haber madrugado, carpeta en mano, y todo en regla. O eso crees. Pero la funcionaria, sin pestañear, te dice que ese papel no vale, que falta una cosa. Una traducción jurada. ¿Y tú? Con cara de ‘¿una qué?’.
No es ciencia ficción. Ocurre cada día en ayuntamientos, consulados, embajadas, universidades y juzgados. En los trámites públicos, lo que no está en el idioma del país, y sin su correspondiente traducción jurada, simplemente no existe.
Y no importa si es un acta de nacimiento, una sentencia judicial, un título universitario o un contrato laboral. Si está en otro idioma y lo vas a presentar ante un organismo oficial, más te vale que venga con sello, firma y fórmula mágica. O te tocará volver. Y lo sabes.
Este artículo es tu guía para saber qué documentos necesitan traducción jurada, por qué, cuándo y cómo encargarla para que no te devuelvan a casa con la carpeta bajo el brazo y cara de “otra vez será”.
De verdad, ¿por qué deberías leer esto entero?
Si alguna vez has pensado:
- “¿Hace falta traducir este certificado para que me den el visado?”
- “¿Me vale con la traducción que hice en DeepL?”
- “¿Y si lo lleva un traductor normal? ¿Tiene que ser jurado sí o sí?”
La respuesta, en general, es: sí necesitas traducirlo. Y sí, tiene que ser jurado.
Aquí no solo vas a leer una lista sin alma. Esto va de ayudarte a evitar errores que retrasan meses un trámite. De mostrarte qué papeles exigen traducción oficial (y cuáles no). De contarte cómo identificar traductores jurados reales y evitar los “de pega”. De explicarte qué pasa si presentas una traducción no válida (spoiler: nada bueno).
Este contenido te viene bien si estás:
- Haciendo un trámite de extranjería.
- Registrando tu matrimonio con una persona extranjera.
- Presentando documentación en un juzgado.
- Homologando un título universitario.
- Participando en una licitación pública.
- Validando un contrato, una sentencia o un certificado fuera del país.
Vamos allá. Porque traducir mal no es solo un error gramatical: es un freno administrativo.
Qué es una traducción jurada (y por qué el sello lo cambia todo)
No se trata solo del idioma, sino de la legalidad
Una traducción jurada no la hace un “traductor que sabe mucho”. La hace alguien que está reconocido oficialmente por el Estado (en España, por el Ministerio de Asuntos Exteriores), que firma y sella el documento, y que se responsabiliza legalmente de su fidelidad.
Es como un notario del lenguaje. Lo que traduce se convierte en documento oficial. Y ahí está la clave.
Por eso, cuando un organismo público te pide una traducción, quiere una jurada, no un word bonito. La necesita para validar legalmente que ese acta, ese contrato, esa sentencia o ese diploma significan lo que dicen.
¿Qué pasa si no la presentas?
Fácil: el trámite no sigue. Te dicen “esto no vale”, y vuelta a empezar. Y sí, a veces eso significa perder plazos, convocatorias o becas.
Los documentos que sí o sí deben ir con traducción jurada (si no, no hay trámite)
Aquí va una guía práctica y actualizada (a 2025) con los documentos más comunes que las instituciones públicas exigen traducir oficialmente:
Actas del registro civil
Certificado de nacimiento, matrimonio, divorcio o defunción
Todo trámite que implique demostrar quién eres, con quién estás casado o qué vínculos tienes, te va a pedir estos papeles. Si están en otro idioma: traducción jurada sí o sí.
Usos frecuentes:
- Solicitudes de nacionalidad
- Registro de matrimonios internacionales
- Adopciones
- Reagrupación familiar
Acta de fe de vida o estado civil
En algunos países es necesario demostrar que estás vivo y soltero. Literalmente. Y eso, si viene de otro idioma, debe estar traducido oficialmente.
Documentos académicos
Títulos universitarios, diplomas, expedientes
Quieres estudiar un máster en Francia, homologar tu carrera en Chile o pedir una beca europea. Todos esos trámites te pedirán el título y las notas… y en el idioma del país.
Pero no vale una traducción normal. Debe ser jurada.
Certificados de idiomas oficiales
TOEFL, IELTS, DELF, Goethe… si los vas a usar ante una universidad o administración pública, necesitan su traducción jurada si no están en el idioma del país receptor.
Documentos judiciales
Sentencias, resoluciones, autos
Todo lo que venga de un tribunal, y vaya a otro país o a otra jurisdicción, requiere traducción jurada.
Ejemplos reales:
- Sentencia de divorcio para registrar en otro país.
- Resolución de custodia en procesos internacionales.
- Documentos para legalizar una adopción.
Y sí, hasta el auto más breve necesita el sello.
Notariales y legales
Poderes notariales, testamentos, escrituras
¿Quieres que alguien te represente legalmente? ¿Estás reclamando una herencia? ¿Vas a comprar o vender un inmueble desde otro país?
Todos esos documentos firmados ante notario deben estar traducidos por un traductor jurado si se usan ante una administración extranjera.
Contratos y mercantiles
Contratos laborales, de alquiler, compraventa, mercantiles
No es lo mismo “trabajar en Alemania” que justificar oficialmente que tienes un contrato de trabajo en Alemania. Y lo mismo con arrendamientos, contratos de obra, acuerdos comerciales…
Si los presentas ante un organismo público: traducción jurada.
Estatutos, escrituras de constitución, certificados de registro mercantil
Para trámites con Hacienda, Seguridad Social, notarios, registros o licitaciones internacionales.
Documentos de extranjería
Certificados de antecedentes penales
Este es el clásico por excelencia. Si está en otro idioma, y vas a usarlo ante policía, consulado o juzgado: traducción jurada al idioma del país receptor.
Certificados médicos oficiales
Para visados, adopciones o validación de discapacidades. Deben tener traducción jurada si están en otro idioma.
Cómo presentar una traducción jurada válida sin fallar en el intento
Paso 1: Verifica lo que exige el organismo
Pide por escrito qué documentos requieren traducción jurada. Y en qué formato: ¿aceptan PDF con firma digital? ¿O solo versión en papel?
Paso 2: Acude a un traductor jurado real (no a uno que “dice serlo”)
Búscalo en el listado oficial del MAEC o contacta con agencias especializadas como la nuestra, que trabajamos solo con profesionales habilitados.
Paso 3: No escatimes con el documento completo
No traduzcas “solo la primera página”. Traduce todo: sellos, firmas, fechas, notas marginales. Si no, podrían rechazarlo.
Paso 4: Guarda copias, pero presenta originales
La versión válida es la que lleva sello y firma originales. Pide varias si vas a usarla en diferentes trámites.
Extra: lo que nadie te cuenta sobre traducciones juradas (y deberías saber)
¿Caducan?
No, pero el documento original puede tener validez limitada. Si se vence, da igual que la traducción siga intacta.
¿Sirven traducciones juradas de otros países?
Depende del país receptor. En general, mejor usar un traductor jurado del país donde vas a presentar los papeles.
¿Puedo apostillar una traducción jurada?
No. Se apostilla el documento original, no la traducción. La traducción debe hacerse después de apostillar.
Preguntas frecuentes de verdad (las que te haces tú)
¿Puedo traducirlo yo?
No, salvo que seas traductor jurado. Y aún así, en algunos casos no puedes ser “juez y parte”.
¿Puedo enviarla por email?
Depende. Algunas instituciones aceptan PDF con firma electrónica. Otras exigen original impreso y firmado.
¿Me sirve una sola copia?
A veces sí, a veces no. Si la vas a presentar en más de un sitio, pide varias copias firmadas y selladas.
Un papel sin traducción jurada es solo… un papel
En el mundo legal, académico, institucional o migratorio, las palabras sin sello no valen nada. Puedes tener el mejor título del mundo, una sentencia justa, un contrato brillante… pero si está en otro idioma y no tiene traducción jurada, no tiene valor jurídico.
La solución no es difícil. Pero sí precisa. Es saber qué papeles traducir, cómo hacerlo, y con quién. Y sobre todo, no esperar al último momento para descubrir que tu documento no es válido.
En iTrad, trabajamos cada día con embajadas, juzgados, universidades y clientes como tú, que necesitan que todo esté en regla a la primera.
Porque una buena traducción jurada no es un lujo. Es el primer paso para que todo lo demás funcione.