¿Qué diferencia hay entre traducción certificada y jurada?

¿Qué diferencia hay entre traducción certificada y jurada_

Traducciones hay muchas. Pero cuando se trata de un certificado de nacimiento, un título universitario o un contrato que cruza fronteras, la cosa cambia. Y mucho. Ahí ya no vale con que el texto esté bien escrito. Tiene que estar jurídicamente respaldado. Y ahí es donde llegan las dudas (y a veces los errores): ¿me piden una traducción jurada o basta con una certificada? ¿No son lo mismo? ¿Qué diferencia hay, y por qué importa tanto?

Si alguna vez has estado frente a un funcionario extranjero con tus documentos traducidos sin el sello adecuado, ya sabes que la respuesta puede ser: “Esto no sirve”. Así de simple. Así de frustrante.

Por eso, en este artículo vamos a dejar las cosas claras. Con lenguaje normal, ejemplos de verdad y sin rodeos.

Lo que vas a entender (por fin) después de leer esto

Este texto es para ti si estás a punto de presentar un papel importante en el extranjero y no quieres que te lo rechacen por un tecnicismo. Te explicamos:

Qué es una traducción jurada oficial y por qué tiene validez legal.

Qué se entiende por traducción certificada, en qué contextos puede ser útil y cuándo se queda corta.

Cómo saber qué necesitas sin liarte con tecnicismos ni malentendidos.

Y qué debes tener en cuenta para no meter la pata con algo tan aparentemente simple como una traducción.

Porque una palabra mal sellada puede ser solo eso… o el principio de un problema legal.

Vamos por partes: qué es una traducción jurada (y por qué lo es)

Sello, firma y responsabilidad

Una traducción jurada no es una traducción cualquiera. Es un documento traducido por un profesional que no solo domina el idioma, sino que está acreditado oficialmente para certificar legalmente lo que traduce. En España, ese traductor jurado lo autoriza el Ministerio de Asuntos Exteriores.

Cada documento jurado lleva:

Firma y sello oficial del traductor

Una fórmula de certificación donde se declara que la traducción es fiel y completa

En algunos casos, firma digital válida legalmente; en otros, sello físico y entrega en papel

Y sí: esa firma convierte la traducción en algo que vale legalmente lo mismo que el original ante jueces, registros, universidades, notarios, embajadas… y cualquier otra autoridad.

¿Y la traducción certificada? Aquí vienen los matices

Puede parecer lo mismo… pero no lo es

Una traducción certificada suele ser un documento traducido por un profesional cualificado —pero no jurado— que incluye una declaración de responsabilidad. Una especie de “yo, traductor, juro que esto está bien hecho”. Pero ojo: esa declaración no tiene fuerza legal en la mayoría de los trámites oficiales.

Se usa mucho en entornos empresariales, procesos internos, comunicaciones entre particulares o documentación técnica que no va a pasar por un juzgado. ¿Es útil? Sí. ¿Sirve para todos los casos? Rotundamente no.

Comparativa con ejemplos reales (de los que pasan en la vida de verdad)

1. Vas a convalidar tu título en una universidad extranjera

Traducción certificada no basta. Necesitas una traducción jurada.

La universidad pedirá que todo esté legalmente traducido, con firma y sello. Nada de PDFs hechos con buena intención. Aquí la validez jurídica es innegociable.

2. Una empresa en Alemania te pide tu CV y una carta de recomendación traducidos

Puede valer una traducción certificada.

Siempre que no los presentes ante un organismo oficial, bastará con una traducción bien hecha, acompañada de un certificado de fidelidad del traductor. Pregunta, por si acaso.

3. Vas a registrar tu matrimonio en el extranjero

Traducción jurada obligatoria.

Certificados de nacimiento, antecedentes penales, empadronamiento… Todo debe ir con sello oficial. Mejor no jugársela con trámites personales tan delicados.

4. Participas en una licitación internacional y hay que presentar el contrato traducido

Traducción jurada sí o sí.

Si va a pasar por una administración pública, un notario o un tribunal, no hay debate. Tiene que estar jurada.

Cómo no equivocarte al elegir qué tipo de traducción necesitas

1. Piensa a quién vas a presentar el documento

Administración pública, registro civil, consulado, universidad o juzgado = traducción jurada. Empresa privada, uso personal o interno = puede valer la certificada.

2. No asumas: pregunta antes

Parece una obviedad, pero mucha gente se la salta. Pregunta directamente al organismo o entidad que te lo exige: “¿Admiten traducción jurada española? ¿Sirve en formato digital?”

3. Aclara si la entrega será en papel o digital

Algunas instituciones ya aceptan traducciones con firma electrónica. Otras siguen pidiendo la de toda la vida, con sello físico. No lo dejes para el final.

Cosas que nadie te cuenta (pero deberías saber)

Las traducciones juradas no caducan, pero los documentos sí

Puedes usar la misma traducción mientras el documento original siga vigente. Pero ojo: si caduca el original, la traducción ya no vale.

No todas las traducciones juradas sirven en todos los países

Algunos aceptan traducciones hechas en España. Otros exigen que se haga en su propio país. Otro motivo más para consultar antes de encargar nada.

Una traducción jurada no se puede modificar después

Si cambias una fecha o una cláusula del original, toca traducirlo de nuevo. Así que asegúrate de enviar la versión final.

Preguntas frecuentes, respondidas sin rodeos

¿Puedo hacer yo la traducción y que la firme un jurado?
No. El traductor jurado tiene que hacerla él. No puede certificar algo que no ha traducido.

¿Es lo mismo traducción oficial que jurada?
En España, sí. La forma correcta es “jurada”, pero mucha gente dice “oficial”.

¿Una traducción certificada puede convertirse en jurada?
No. Hay que hacerla de nuevo, desde cero, por el traductor jurado.

¿La traducción jurada siempre es en papel?
No. Hoy muchas se entregan con firma digital. Pero depende de a quién la vayas a presentar.

No es lo mismo traducir, que traducir con validez legal

Puede sonar parecido, pero una traducción jurada y una certificada no juegan en la misma liga. Y la diferencia no está solo en el sello: está en las consecuencias. Un trámite rechazado. Un documento inadmitido. Un proceso que se alarga sin necesidad.

En iTrad Traducciones Juradas, no solo traducimos: resolvemos trámites. Te orientamos desde el principio, te decimos qué necesitas y te lo entregamos con todas las garantías. Porque traducir un documento legal no es un trámite cualquiera. Es una responsabilidad.

¿Tienes dudas? Escríbenos. Mejor preguntar hoy, que rehacer todo mañana.

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