Has tenido una buena idea. La has desarrollado. Has invertido tiempo, dinero y (probablemente) algo de salud mental. Y ahora vas a registrar la patente.
Bien.
Pero si tu intención es protegerla fuera de tu país, todavía te falta un paso vital: la traducción de la patente. Y no, no vale con “pasarla a inglés” y cruzar los dedos.
¿Qué es esto de la traducción de patentes y por qué te debería importar?
Una patente mal traducida es como un candado con la clave equivocada. Parece que protege, pero no sirve de nada.
- ¿En qué consiste?
Básicamente, se trata de traducir todo el papeleo de tu patente —reivindicaciones, memoria, dibujos…— al idioma del país donde la quieres registrar. Pero con una condición: tiene que estar perfectamente traducida a nivel técnico y legal. Porque si no, no te la admiten. O peor, te la admiten mal.
No es solo traducir. Es saber lo que se dice y cómo se dice
Una cosa es traducir un artículo. Otra muy distinta, una patente de biotecnología o de software. Aquí no se trata de que “se entienda”. Se trata de que tenga validez jurídica. Y que el término técnico sea exactamente el correcto.
- Un desliz, y pierdes derechos
¿Te imaginas que una palabra mal traducida deje tu invención sin protección en Japón? No hace falta imaginarlo. Pasa.
Y pasa más a menudo de lo que piensas.
Cosas que hay que traducir (y no deberías olvidar)
Aquí no vale con “lo importante, lo demás lo dejamos en original”. Todo documento que forma parte de la solicitud tiene que estar traducido:
- Las famosas reivindicaciones (donde dices qué partes quieres proteger).
- La descripción completa de cómo funciona tu invento.
- Los dibujos técnicos, con sus pies y numeritos.
- El resumen de la invención.
- Y, sí, todos los formularios anexos con lenguaje legal que parece escrito para confundir.
Spoiler: si uno solo de estos se traduce mal… toca empezar de nuevo.
La traducción de patentes tiene enemigos
Y deberías conocerlos.
1. El traductor “generalista”
Muy majo, muy económico… pero no tiene ni idea de patentes. Traduce “reivindicación” como si fuera un manifiesto. Resultado: documento inválido.
2. Las herramientas automáticas
Traducen rápido. Y también mal. Una IA no sabe si “circuito conmutado” es una cosa o un error. Tú no te juegas una publicación, te juegas una propiedad industrial.
3. El amigo ingeniero que “sabe inglés”
Sí, puede ayudarte con la parte técnica. Pero esto va también de derecho. Y la traducción jurídica no se improvisa.
¿Dónde necesitas sí o sí una buena traducción de patente?
En cualquier sitio donde tu idioma no sea oficial. O sea: casi todos.
- ¿Tu patente está en español y la vas a registrar en EE.UU.? Traducción al inglés, y con formato USPTO.
- ¿La presentas en Europa? Necesitarás una versión legal en francés, alemán o inglés. Y si quieres validarla en España, otra vez al español.
- ¿China? ¿Japón? Ahí la exigencia es máxima. No basta con entender el idioma. Hay que conocer sus normas de propiedad industrial al milímetro.
¿Quién debería traducir tu patente?
Un profesional que sepa de:
- Lenguaje técnico (porque si no, mal vamos).
- Traducción jurídica (porque esto no es una novela).
- Propiedad industrial (porque si no sabes cómo funcionan las oficinas de patentes, no sabrás lo que estás haciendo).
En Traductores Jurados iTrad tenemos gente que lleva años haciendo esto. Gente que ha visto de todo. Gente que no se asusta si ve fórmulas, planos o una palabra en alemán con 23 letras. Y, sobre todo: gente que garantiza que tu patente se entienda donde tiene que entenderse.
Una mala traducción de patente puede costarte una fortuna
Literalmente.
Pierdes tiempo.
Pierdes derechos.
Y si alguien registra algo parecido en otro país antes que tú… adiós muy buenas.
Recapitulamos: ¿De verdad necesitas una buena traducción de patente?
Sí. Y no es por asustarte. Es por sentido común.
Porque no basta con tener una idea brillante. Hay que protegerla bien.
Y para eso, necesitas una traducción jurídica de patentes que esté a la altura de tu invención.
En Traductores Jurados iTrad te lo ponemos fácil:
– Traducción técnica + legal.
– Traductores con experiencia real.
– Entrega rápida, sin líos ni letra pequeña.
Tu invento merece estar bien defendido. No lo dejes en manos de cualquiera.