HISTORIA DE LA TRADUCCIÓN JURADA

HISTORIA DE LA TRADUCCIÓN JURADA

HISTORIA DE LA TRADUCCIÓN JURADA

Hoy vamos a hablar de la Historia de la Traducción Jurada. Un traductor jurado es un profesional acreditado por el Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación. Con su firma y sello da fe de la veracidad del contenido de su traducción jurada con respecto al documento original, lo cual hace que la traducción adquiera validez oficial. Esa y más cuestiones alrededor de la interesante figura de este perfil profesional se la explicamos aquí, en nuestra web. No obstante, ahora nos preguntamos: ¿cuándo surgió esta profesión?

Primeros intérpretes jurados en España

Si bien es imposible retrotraernos a los primeros intérpretes que hubo en nuestro país, sí que podemos razonar sin temor a equivocarnos que la interpretación es uno de los oficios más antiguos del mundo. Surge a raíz de una necesidad primordial en las relaciones interpersonales: el mutuo entendimiento entre dos hablantes de lenguas distintas. Desde los albores de la humanidad ha habido intérpretes en tanto que eran necesarios para el comercio y la diplomacia, fundamentalmente.

En la Península Ibérica ha habido una intensa interculturalidad a lo largo de toda nuestra historia,. Esta interculturalidad estaba acompañada de manera intrínseca por las lenguas de sendas sociedades, pueblos e imperios que pasaron por aquí. No obstante, los primeros registros de intérpretes jurados surgieron durante la época colonial del incipiente imperio español, en el siglo XVI. Durante el descubrimiento y posterior conquista del continente americano, los reyes y demás gobernantes vieron que era imprescindible comunicarse con los pueblos indígenas americanos –que no eran pocos–, cada uno con su respectiva lengua. Esto dificultaba sobremanera no solo la diplomacia y el intercambio mercantil, como mencionamos anteriormente, sino la misión principal de los reyes españoles del siglo XVI. La evangelización, además de los juicios y diligencias que pudiesen surgir más adelante entre los indios, que eran súbditos de derecho del reino y por tanto necesitaban que fuesen traducidos.

Así es como en 1529 el emperador Carlos V escribe lo siguiente:

«Mandamos que ningún intérprete, o lengua de los que andan por las provincias, ciudades y pueblos de los indios a negocios ó diligencias que les ordenen los gobernadores y justicias, ó de su propia autoridad, pueda pedir, ni recibir, ni pida, ni reciba de los indios para sí, ni las justicias, ni otras personas, joyas, ropas, mantenimientos ni otras cosas […]»

y su hijo Felipe II redacta la Ordenanza 297 en el año 1563:

«Ordenamos y mandamos que en las audiencias haya número de intérpretes, y que antes de ser recibidos juren en forma debida, que usaran su oficio bien y fielmente, declarando e interpretando el negocio y pleito que les fuere cometido, clara y abiertamente, sin encubrir ni añadir cosa alguna, diciendo, simplemente el hecho, delito ó negocio, y testigos que se examinaren, sin ser parciales á ninguna de las partes, ni favorecer más á uno que á otro […]»

En ambos textos se entrevé que ya existía la figura del intérprete en los juicios de los virreinatos españoles de las Américas. Sin embargo, aún no estaban bien definidas sus limitaciones, pues podían surgir parcialidades e infidelidades que debían ser corregidas.

Los traductores jurados en la España moderna y contemporánea

Si seguimos con nuestro análisis de la historia de la Traducción Jurada, más adelante en el tiempo se fue asentando esta profesión, que ahora es tan común en todos los países del mundo. No sería hasta el año 1783 en el que se aprueba en España un Auto Acordado del Consejo de las Órdenes Militares (Real Orden, 05/12/1783), donde se indican las directrices para las traducciones.

La legislación actual que regula la actividad de los traductores-intérpretes jurados en España, tiene su origen en el reglamento de la carrera de intérpretes de 1870. Únicamente abarca cuestiones sobre el nombramiento y la distinción entre intérpretes jurados y funcionarios públicos. Estas cuestiones se mantuvieron en el Reglamento de la Oficina de Interpretación de Lenguas de 1977, así como en la regulación vigente (Orden AEC/2125/2014, de 6 de noviembre de 2014), que introduce el carné de traductor-intérprete jurado, así como nuevas disposiciones acerca del sello y un modelo estandarizado de certificación para las traducciones.

Actualmente, para ser traductor-jurado en España, hay que realizar un examen convocado por el Ministerio de Asuntos Exteriores. Una vez aprobado, se emite un nombramiento y se otorga el título oficial. Puede leer más sobre la convocatoria en nuestro blog.

Si necesita una traducción jurada de algún documento, no dude en contactar con nuestras traductoras juradas. Estaremos encantadas de asesorarle y ayudarle.

Y si le ha gustado nuestro artículo sobre la Historia de la traducción jurada, visite nuestro blog y consulte nuestra web.

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